Con la eliminación del gobierno interino y la flexibilización de las sanciones internacionales, Maduro se coronó como el gran ganador de la contienda política del año 2022. Sin ahondar, en la gran división y trifulca en la que se vieron involucrados los distintos líderes de la Oposición, en vísperas de año nuevo, producto del cese del interinato, hecho que terminó de fortalecer al gobierno.
Falta un día para que termine enero del 2023 y pareciera ser que la mesa de retos, oportunidades y amenazas de este año está servida para el presidente de la República.
Entre los principales retos que Maduro afronta, está el plomo que más le pesa en una de sus alas: los salarios más bajos del mundo. Un tema que hace crecer el descontento social, que se incremente la deserción de funcionarios calificados de la administración pública y que las marchas de maestros exigiendo sueldos dignos sean el pan nuestro de cada día en los titulares de prensa, por ejemplo.
Pareciera ser, que el verdadero contrincante político de Maduro para este año sigue siendo el tema económico, una inflación que a pesar del crecimiento de la economía en el 2022, continúa afectando los bolsillos de la población. Ciertamente, las sanciones internacionales, terminaron de complicar a un paciente que ya estaba en hospitalización, pero eso no excusa al gobierno de diseñar políticas macroeconómicas racionales que logren estabilizar la economía del país. A los retos se le suma la corrupción, los DDHH, la burocracia, la reinstitucionalización del Estado y otros temas que deben ser prioridad en la agenda del líder del chavismo.
Las victorias electorales de la izquierda latinoamericana, el reconocimiento internacional, una oposición fragmentada, el aumento del precio del petróleo, debido a la guerra en Ucrania y las nuevas licencias a Chevron, son algunos ejemplos de las oportunidades que tiene el gobierno para recuperarse en lo político y económico.
De seguir la economía como va, la desigualdad y la materialización de unas primarias presidenciales abiertas en la oposición, que conlleven a la elección de un candidato unitario, podrían complicarle el tablero a Maduro en el 2023 y por supuesto, en el 2024.