Venezuela ha enfrentado desafíos colosales en las últimas décadas. A pesar de los conflictos políticos y la crisis económica, hay indicios de recuperación y oportunidades de desarrollo que merecen ser examinados con detenimiento.
El país ha experimentado una de las contracciones económicas más severas de su historia reciente, exacerbada por sanciones internacionales, caída de los precios del petróleo y políticas internas. Sin embargo, recientes informes sugieren una posible mejora en los indicadores económicos.
Este cambio positivo se atribuye a una mayor disponibilidad de activos externos, lo que podría inducir aumentos tanto en los precios del petróleo como en los volúmenes exportados, siempre que los procesos de comercialización del petróleo venezolano vuelvan a la normalidad.
Asimismo, El Banco Central de Venezuela informó que el Producto Interno Bruto (PIB) arrojó un aumentó de 8,78% en el segundo trimestre de 2024, mientras que en el primer trimestre el incremento fue de 8,40%, con respecto a similar período de 2023. Estos resultados dan continuidad al proceso de recuperación económica, iniciado en el segundo trimestre de 2021 (hace trece trimestres).
La Confederación Venezolana de Industriales informó que la industria privada en Venezuela creció un 23% durante el segundo trimestre de 2024, según datos de la Encuesta de Coyuntura Industrial. No obstante, este crecimiento es un promedio y no todos los sectores industriales experimentaron el mismo incremento, con algunos sectores como el textil y el metalúrgico registrando un decrecimiento. Luigi Pisella, presidente de Conindustria, destacó el crecimiento progresivo de los sectores de alimentos y farmacéuticos desde 2021 (72% interanual en este sector), impulsado por el alto porcentaje del presupuesto familiar destinado a estos productos. Además, la cartera crediticia de la industria aumentó del 1.4% al 2.5% del PIB desde finales de 2023.
En este sentido, vemos que el sector energético, responsable del principal ingreso del país, obtuvo una mejoría respecto a épocas anteriores. Aunque se encuentra lejos de los 2,5 millones de la época del boom petrolero, hoy en día sirve 820.000 barriles aprox., 70.000 más que hace un año y casi un 20% más que hace dos años.
En el contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, Venezuela ha tenido dificultades para alcanzar estos objetivos debido a su situación socioeconómica. Un estudio de SpringerLink destaca la evolución socioeconómica de Venezuela en el marco del ODS 8, que promueve el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos. El análisis sugiere que, aunque Venezuela ha disfrutado de una posición boyante en el pasado, las condiciones actuales de vida precarias de la población han obstaculizado el logro de los ODS.
A pesar de estos desafíos, hay razones para ser cautelosamente optimistas. Informes recientes indican que Venezuela está experimentando una recuperación económica, incluso en tiempos de incertidumbre postelectoral. Esto sugiere que, con políticas adecuadas y un entorno internacional favorable, Venezuela podría avanzar hacia un estado de bienestar económico y desarrollo sostenible, siendo el elemento de convivencia y reconocimiento político clave para potenciar tal proyección.
El esfuerzo del sector privado, con la resiliencia del sector empresarial y el gran aporte del comercial, han sido clave para el repunte y el dinamismo económico que, pese a ser modesto, ha sido un factor clave para salir de la decadencia económica de años anteriores. Asimismo, las iniciativas privadas informales y los denominados “emprendedores” han contribuido enormemente en el reanimo del consumo básico y recreacional que toda economía necesita bajo iniciativas individuales con capital escaso y gran creatividad. Los emprendedores y capitales privados que siguen apostando por el país, pese a las dificultades, han generado empleo y han contribuido al pago de impuestos lo que en últimas ha contribuido en las mejoras económicas del país.
La clave para el futuro de Venezuela podría estar en la diversificación económica, la inversión en tecnología y la educación. La resolución de conflictos políticos y la estabilización de la economía podrían abrir puertas a la inversión extranjera y la cooperación internacional, elementos cruciales para el desarrollo a largo plazo.
Si bien Venezuela ha enfrentado desafíos económicos significativos y aunque hay señales reales de progreso y potencial para un cambio positivo en esta materia, el gran reto radica en hacer que las mejoras expresadas en los indicadores macroeconómicos que existen en la actualidad sean percibidas por el bolsillo de los venezolanos. Dicho de otra forma, el resto es hacer que el pueblo “sienta en sus bolsillos” que tiene dinero para gastar e invertir en otras cosas que no sea alimentación y pasajes para el transporte público. De no ser así, los avances macroeconómicos solo serían indicadores imperceptibles en la cotidianidad de los ciudadanos.