Edmundo González Urrutia ha anunciado en reiteradas oportunidades su intención de regresar al país y juramentarse como presidente electo de Venezuela el 10 de enero de 2025 ante la Asamblea Nacional, afirmando defender el mandato dado por la ciudadanía el pasado 28 de julio. Ante este plantiamineto, la respuesta del sector oficial no se hizo esperar y, a través de una jugada institucional, la AN envió formalmente la invitación al actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, para juramentarse como presidente electo el próximo año, reforzando la narrativa oficial que da por culminado el capítulo electoral.
Ante este choque de narrativas y la ausencia de reconocimiento mutuo, la situación política es delicada y lejos de “arreglarse” tiende a la complejidad conduciendo a una crisis de legitimidad que sin dudas tendrá una escalada el próximo año.
Entendiendo esto, se observan dos cosas de antemano: 1) fácticamente quien tiene la capacidad real de jurar como presidente de Venezuela es Maduro, 2) la juramentación de Edmundo depende de muchos factores que hasta la fecha le juegan en contra:
- Control de la Asamblea Nacional: La Asamblea Nacional, controlada por el oficialismo, es el órgano ante el cual González Urrutia planea juramentarse. Esta intención se funda en buena fe ya que supone reconocimiento a la institucionalidad del Parlamento y la disposición al entendimiento, reconocimiento hacia el sector oficial. No obstante, la postura de los diputados y su disposición a reconocer su elección será crucial y hasta ahora no se observa disposición alguna de reconocerlo ya que se inscribe en la narrativa oficial que opera en la totalidad de las instituciones públicas.
- Investigación judicial: El gobierno de Nicolás Maduro ha intensificado la persecución judicial contra González Urrutia, siendo esto unas de las razones de peso que promovieron su salida del país y mientras no se anulen los cargos imputados en su contra, se complica su regreso y juramentación en Venezuela.
- Apoyo de la oposición: La unidad y el respaldo de los partidos opositores serán fundamentales para fortalecer la posición de González y contrarrestar las acciones del gobierno. Esta variable parece no tener inconvenientes ya que, desde el núcleo de la Plataforma Unitaria Democrática, defienden y promueven la intención de que Edmundo González sea juramentado el próximo año.
- Reconocimiento internacional: Aunque varios países y ex presidentes y organismos internacionales han mostrado su apoyo a González Urrutia, no todos los Estados que le respaldan han asumido una posición oficial desde su política exterior de reconocerlo como presidente electo y aunque así lo hicieran, en la arena internacional el tipo de reconocimiento que se estila es hacia “Estados” y no hacia “presidentes electos” como hasta ahora se ha manejado, de manera que, el reconocimiento hacia Edmundo es significativo pero realmente no contribuye significativamente en la dinámica política institucional interna controlada por el sector oficial y la presión externa también jugarán un papel importante en su capacidad para asumir el cargo.
El 10 de enero de 2025 no sólo es una fecha histórica por lo que representará para el futuro de los venezolanos y para la región en distintos aspectos. También representa el mayor de los retos para Edmundo González Urrutia por las expectativas generadas a sus seguidores en cuanto al respeto del denominado “mandato” dado el pasado 28 de julio, como bien lo ha expresado en reiteradas oportunidades.
Su credibilidad y significancia política estará directamente condicionada por el cumplimiento de su promesa de jurar ante Dios, la Constitución, el pueblo venezolano y ante los ojos del mundo como presidente electo de Venezuela, ¿logrará Edmundo González concretar su promesa?