Los dos Primero Justicia: La de Capriles y la de Borges
lunes 24 de febrero de 2025
Sin una estrategia unificada, PJ arriesga su posición como pilar opositor, en un momento en que la unidad es más necesaria que nunca para enfrentar al chavismo
A-  A   A+
A-  A   A+
Las elecciones regionales previstas para el domingo 25 de mayo de 2025 en Venezuela se enmarcan en un escenario de profunda crisis política tras las cuestionadas elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024. Este evento ha exacerbado la desconfianza en el sistema electoral y ha polarizado aún más a la oposición venezolana en relación a la estrategia y hoja de ruta para promover el cambio político.

Primero Justicia, uno de los principales partidos de oposición en Venezuela, enfrenta una crisis interna significativa debido al dilema estratégico de: participar en un proceso electoral percibido como controlado por el sector oficial o abstenerse para mantener una postura de rechazo a lo que consideran una dictadura ilegítima condicionando su actuación en el terreno institucional – electoral bajo el reconocimiento de los resultados del 28-Jul del 2024. Esta tensión ha generado una división interna que amenaza la cohesión del partido. 

Las corrientes enfrentadas en Primero Justicia:

Sector abstencionista: Representado por dirigentes como Julio Borges, Juan Pablo Guanipa, María Beatriz Martínez, entre otros, que respaldan sus posiciones como la posición oficial del partido, rechazan participar hasta que se reconozca la victoria de Edmundo González en las presidenciales de 2024. 

La posición de Juan Pablo Guanipa refleja una visión principista: “las elecciones solo serán legítimas si se respeta la voluntad popular expresada en julio pasado”. Este sector ve la participación como una “validación implícita del régimen de Maduro y una traición a la lucha por la democracia”, especialmente tras las denuncias de fraude y la persecución a líderes opositores.

Sector favorable a la participación: Liderado por figuras como Henrique Capriles, Tomás Guanipa, José Guerra, Richard Mardo, Juan Requesens, Rafael Guzmán, entre otros, argumentan que abstenerse equivale a ceder espacios de poder al chavismo sin luchar. Capriles se posiciona como referente de este sector, ha sostenido históricamente que la vía electoral, aunque imperfecta, es una herramienta para "reconectarse con la política" y preservar trincheras democráticas. En un audio reciente, afirmó: "Yo voy a votar. No me quedaré en casa el 27 de abril". Asimismo, Capriles argumentó que participar en las elecciones regionales y parlamentarias es una forma de reivindicar los resultados electorales de la elección presidencial, siendo éste su principal argumento. 

Este sector podría estar motivado por el pragmatismo, buscando aprovechar cualquier oportunidad para mantener relevancia política y representación local, especialmente en regiones donde PJ tiene arraigo, como Miranda o Zulia. 

Asimismo, a este sector lo ordena no solo su intención de votar sino el rechazo a la forma en la cual se dirige internamente el partido. El pasado 12 de febrero, Richard Mardo, presidente adjunto de PJ emitió un comunicado en el cual denunció “conductas indebidas relacionadas al uso de las comunicaciones oficiales del partido” para fijar posiciones sin que hayan sido acordadas, concluyendo el comunicado firmado por varios presidentes regionales de la tolda amarilla rechazando las imposiciones de decisiones unilaterales.

Elementos que profundizan las diferencias: 

Defensa del resultado del 28-Jul: Muchos militantes de PJ y electores en general consideran que participar en otro proceso electoral sin que se reivindique el resultado de los comicios presidenciales es una suerte de traición y rendición.

Ausencias de garantías reales de los reconocimientos de victorias de candidatos opositores: El CNE ha sido acusado reiteradamente de manipular procesos electorales. Las inhabilitaciones arbitrarias de candidatos opositores (como María Corina Machado) y la falta de transparencia en los resultados de 2024 refuerzan el argumento abstencionista dentro de PJ, mientras que el sector pro- votos podría considerar que boicotear no cambia esta realidad estructural.

Presión interna y liderazgos: La ausencia de consenso en las instancias del partido, como el Comité Político Nacional y la Junta de Dirección Nacional, ha sido señalada por presidentes regionales de PJ, quienes denuncian que la posición oficial no refleja la voluntad de la base militante. La pugna entre Capriles y otros líderes históricos, como Julio Borges (en el exilio), o Juan Pablo Guanipa, evidencia una lucha de poder y visiones estratégicas.

Contexto de persecución: La detención de militantes y la represión postelectoral de 2024 han radicalizado a una parte de PJ, inclinándola hacia la abstención como forma de resistencia. Sin embargo, otros ven en las elecciones una vía para canalizar el descontento popular y evitar la desmovilización total.

Consecuencias de la crisis partidista:

La división en PJ debilita a la Plataforma Unitaria Democrática, que ya enfrenta reticencias de María Corina Machado y otros sectores a participar en 2025. Si PJ no logra unificar su postura, podría perder influencia frente a partidos como Un Nuevo Tiempo (que sí ha confirmado su participación) o facciones minoritarias judicializadas de AD y COPEI. 

Asimismo, existe la posibilidad de que ocurra una pérdida de militantes, con una participación del 29,6% en sus elecciones internas de 2022, PJ mostró fortaleza organizativa, pero la actual crisis podría desmotivar a su militancia, especialmente si perciben que el partido carece de una estrategia clara frente al chavismo. 

En otro orden, si PJ opta por la abstención mientras otros partidos opositores participan, podría quedar relegado en el tablero político, cediendo espacios a figuras como Manuel Rosales (gobernador de Zulia y líder de UNT), quien busca la reelección. No se descarta una decisión pragmática pero forzada de asumir una participación parcial en la cual los líderes regionales decidan si participar o no en su entidad, de acuerdo a la capacidad de movilización real de su localidad y abstenerse en las entidades en las que reconocen no tener posibilidades.

La crisis de las dos Primero Justicia, personificada en Borges y Capriles, refleja el dilema existencial de la oposición venezolana: resistir desde fuera o pelear desde dentro de un sistema electoral cuestionado. La división entre participar o no en las elecciones de mayo no es solo táctica, sino que pone en juego la identidad y el futuro del partido. Mientras el sector abstencionista apela a la legitimidad moral tras el supuesto fraude de 2024, el pro- voto busca mantener relevancia práctica en un contexto adverso. Sin una estrategia unificada, PJ arriesga su posición como pilar opositor, en un momento en que la unidad es más necesaria que nunca para enfrentar al chavismo. 
Ver en Instagram

Polianalítica (@ Polianalítica ) • Instagram photos and videos