Pareciera ser que la oposición venezolana transita por un laberinto político de cara a las elecciones presidenciales del 2024. Ante las descalificaciones entre sus principales líderes en redes sociales, incoherencias discursivas, denuncias de corrupción, agendas personales y partidistas, improvisaciones, desgaste y desconexión con la población; es evidente que el principal reto de los sectores opositores es que se pongan de acuerdo para construir una candidatura unitaria, a través de un proceso primario, donde puedan medirse todos los candidatos que se consideren opositores al gobierno de Nicolás Maduro.
Todos los candidatos presidenciales de la oposición, sean de derecha, centro o de izquierda, moderados o radicales, tradicionales o emergentes, amarillos, blancos o azules, tienen algo en común; y es que, en solitario, ninguno tiene probabilidades reales de ganarle una elección presidencial al chavismo. Esto los obliga a unirse, si quieren lograr un cambio político en la venidera contienda electoral.
Los líderes opositores deben pactar un alto al fuego en las plataformas digitales, acordar una campaña electoral constructiva para la primaria, donde imperen las propuestas para solucionar los problemas que afectan a los venezolanos y no el revanchismo político, utilizar la consulta como una herramienta que permita reactivar políticamente al elector opositor y vender este proceso como un nuevo paso hacia la reunificación opositora.
La unidad fue uno de los principales factores que estimularon la participación masiva de los electores opositores en las elecciones parlamentarias del 2015, y sigue siendo ese factor, uno de los ingredientes fundamentales que requiere el sector opositor para materializar una victoria electoral ante el chavismo en las elecciones presidenciales. El Gobierno nacional seguirá alimentando la división en su adversario político, el reto de la dirigencia opositora es aceptar que divididos no representan una amenaza para el oficialismo, pero unidos podrían poner en riesgo la segunda reelección de Maduro en el poder.
El panorama opositor está muy claro de cara al 2024 y el tiempo sigue corriendo.